domingo, 8 de diciembre de 2013

¿Quién o que soy yo?


Parece una pregunta simple, quizás la más simple, sin embargo es probablemente la pregunta más desconcertante, profunda y difícil que nos podamos hacer.
Es desconcertante porque a lo largo de todas las respuestas y definiciones que damos de nosotros mismos luego siempre quedamos insatisfechos, siempre hay algo más.
Es profunda porque desde el origen del pensar del ser humano, nos hemos hecho esta pregunta y ha sido motivo de nuestras reflexiones, conocer la conciencia que habita este cuerpo y que vive en esta historia.
Es difícil porque tiene miles de respuestas, sentimos que es una pregunta relevante pero algo en nosotros rechaza pensarla y se quiere distanciar de la respuesta que todos anhelamos. Es tan básica que incomoda no tener una respuesta clara.
Muchas preguntas se asustan de la pregunta y la dejan de lado porque es una preocupación demasiado abstracta.
Cuando nos detenemos a pensarla profundamente nos damos cuenta de lo compleja e intrigante que es. Empezar a preguntarnos ¿quién o que soy yo? Nos puede producir entusiasmo y emoción ya que es una puerta que abrimos a nuestro interior y cuando lo hacemos descubrimos mucho sobre quién somos: con que nos identificamos, de dónde venimos, que limitaciones nos auto-ponemos etc.
Por lo que esta es sin duda una de las grandes preguntas que se ha hecho la filosofía a lo largo de su historia. Desde el comienzo de la humanidad los hombres han tratado de averiguar qué tipo de cosa eran ellos y qué lugar ocupaban en el universo. Por lo que sin duda se trata de una pregunta ética.
-¿Es el hombre un ser natural?
-¿Presenta alguna diferencia respecto a los animales? O ¿somos iguales?
- ¿De dónde procedemos?
-¿Carecemos de alma?
Partimos de la idea de que el hombre es una ser natural, material, regido por las mismas leyes de la naturaleza que rigen todas las demás cosas, no hay nada en nosotros que no pueda explicarse desde una perspectiva natural. Hobbes era un filósofo inglés que nos ofreció la siguiente opinión: (sin aceptar nada que no pudiera demostrar con hechos, por lo que estaba completamente descartada la existencia de ningún tipo de sustancia espiritual) considerando que todo lo que ocurre se puede explicar mediante materia y movimiento, esta concepción que nos ofrece la aplica también el ser humano, aunque la conducta que lleve el hombre, nos parezca libre y espontánea, también es mecánica, según él, el comportamiento que tenemos no es más que la propia respuesta a estímulos que captamos del exterior mediantes los órganos sensoriales, pero una respuesta mecánica. Por lo que se puede considerar que el hombre es una especie de autómata complejo formando por mecanismos naturales y las conductas viene dadas por las leyes naturales.
“Somos animales como cualquier otro animal”. Esto ya lo había insinuado Hobbes y Lametrie lo había afirmado. Esto viene a partir de una teoría de s. XIX que tuvo gran importancia tanto en la ciencia como en la filosofía, es la teoría del evolucionismo. La cual defiende que todos los seres vivos existentes hasta hoy provienen de otros que no fueron  creados como ahora existen, sino que provienen de otros seres más simples que han ido evolucionando hasta forma los de ahora.
Es aquí cuando ya no hay apenas espacio para considerar al hombre como algo especial, superior, distintos al resto de animales, con alma de la cual el resto carece.
Esta teoría evolucionista tuvo pruebas aportadas por Lamarck y Darwin que  la demostraban.
Lamarck fue el primero que ofreció una teoría evolucionista aunque en algunos aspectos era errónea.
Darwin se basaba en la selección natural para explicar la teoría evolucionista. Al igual que Lamarck, Darwin defiende una teoría evolucionista que todos los animales (en los que está incluido el ser humano) hemos evolucionado a partir de otros. Pero Darwin lo explica mediante un proceso diferente:
 ·Primero: generación tras generación aparece la variabilidad (variaciones entre individuos de una misma especie) la cual se produce al azar.
 · Segundo: lucha por la supervivencia, es decir, hay competencia vital entre unos individuos y ofrece mayores posibilidades de supervivencia al que posee una combinación de caracteres más idónea para el entorno.
 ·Tercero: Selección natural, es decir, el proceso mediante el cual los mejor adaptados sobreviven.
Tomemos como ejemplo la evolución de las jirafas:
En un principio existiría una población de antílopes de cuello y patas de longitud normal. Algunos de ellos que tenían el cuello y las patas algo más larga, podían alimentarse de árboles más altos, lo que les ayudaría a vivir mejor en épocas de sequía. Según la selección natural, permitió  a los mejores adaptados a reproducirse (los más altos) por lo que entre los descendientes abundarían los más altos y a su vez la selección natural actuaría de nuevo favoreciendo a los altos. Al cabo de años los animales resultantes eran altos como las jirafas de hoy en día debido a que los más bajos habrían muerto de hambre.
Para finalizar con la teoría evolucionista hay que señalar el origen de la variabilidad, que es genético, ya que el material genético se recombina en cada generación dando  puedes ser ventajosas para el ser vivo o por el contrario pueden producirles desventaja.

El evolucionismo tiene como resultado que somos un animal más, carecemos de alma, somos mortales y no somos libres pero hay un punto que el evolucionismo aun no es capaz de explicar para llegar a estar completo, la inteligencia, como los seres humanos hemos desarrollado esa capacidad y cómo podemos elegir entre varias opciones pudiendo soportar lo que nuestros instintos nos llevarían a hacer,  no como el resto de animales que se guían por estos.